"Como me tratan de gato salvaje, me pongo a robar gallinas". Anónimo
El Emperador Jade convocó a todos los animales a una carrera, la cual tenía como premio estar dentro de los 12 signos del zodíaco Chino. La rata y el gato eran buenos amigos y decidieron hacer todo lo posible por ganar. Los amigos tomaron la delantera, cuando llegaron a un punto había un enorme lago. Como ambos no sabían nadar, le pidieron a un hermoso Cisne que estaba allí que los ayudara a cruzar, el Cisne huraño aceptó y los subió en su espalda.
El gato, muy ufano empezó a retozar, se
acomodó suavemente en las plumas del ave,
la rata aprovechó el descuido y empujó al gato al
agua, el Cisne asustado abrió sus alas y emprendió vuelo, la rata fue el
primer animal en llegar a la meta y ser la primera en la carta astral. El gato no pasó la
prueba y no fue incluido en el zodíaco Chino. Los gatos, no solo rivalizaron
con la rata, sino también odiaron al Cisne.
Mientras los animales competían, la gran emperatriz
de la China daba su paseo habitual y se conmovió al ver la escena, envió al Recadero a sacar del
estanque al abatido gato, medio muerto. El felino narró lo sucedido y la
emperatriz de labios magenta, lo adoptó como su mascota predilecta, jurándole
que se vengarían del Cisne y las ratas.
Un centenar de años pasaron y una tarde de
febrero un gran vuelo de cuervos mancha el azul celeste, ¿Ha nacido el
Anticristo? !El Toqui, el Toqui!
La
gran emperatriz, convocó a su Recadero quien esculpió un transnochado
decreto. Todos sus subditos cumplirían su mandato. Ditirambos, saltimbanquis, bufones
escupes fuegos, Japonerías, Chinerías se esparecieron por todo el bosque metálico. ¿El poeta,
todavía preguntará por Stella? el poeta de menguada sonrisa y silueta de
neón, se escurre por los balcones de un parlamentario edificio. Solitario, mueve el manubrio ¡tiriririn,
tiririnrin, tiriririn! hay que llenar el estómago...¡tiriririn,
tiririnrin, tiriririn!
Y
luzbel, con un alarido, derrumbándose en el abismo con su dedo ya negro:
—¡Pero
dejaré entre los hombres un poeta!
La emperatriz magenta sentenció:
!Tuércele el cuello al Cisne! !Tuércele el cuello al Cisne!
No hubo parayos celeste, ni torres de Dios que aniliquilaran la
fanfarria, los redobles y las musas falsas de raídas vestiduras. Los 400 gatos
marcharon con sus fúnebres ramos y danzaron en un carnaval morturorio y decadente. Los
Burgueses Reyes profanaron sus prosas, sus versos y los tildaron sin mácula de decencia. Sacaron al cuerpo del sepulcro y con sus restos burbujean un necrófilo Aquelarre. Dichosos los invitados al banquete del amo y señor...no soy digno que entres en mi casa...pero unas láminas tuyas...bastarán para cobijarme.
El poetariado, disidente y plebeyo no es digno a sentarse a la mesa y devorar sobras del Cisne de oscuro plumaje.
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