La gran diferencia entre un gato y un mentiroso es que el gato tiene apenas nueve vidas.
Mark Twain
Nueve caídas le había contado. Nueve veces que la desgracia o la fortuna había lanzado sus dados y siempre apuntaban los números rojos. Nueve asaltos en un ring sin decisión unánime. Nueve comandantes y una revolución. Una novena de oscuros episodios que no tenían final feliz. Nueve pasos inseguros en una línea divergente. Nueve breves años duró la amistad entre los premios Nobel Vargas Llosa y García Márquez. Nueve frenéticas posiciones amatorias. Nueve enunciados concluyen este primer párrafo.
Los números por algo existen. Si bien ellos hablan conmigo yo no con ellos, pero al menos sé que las estadísticas nos demuestran cuántas veces una variable puede afectar un fenómeno que ocurre de forma condicional o aleatoria. Estas estadísticas nos ilustran que durante un período de tiempo algo sube, baja o mantiene un buen equilibrio.
El nueve, según la numerología es el número de lo artístico, de la persistencia, generosidad, liderazgo y capacidad de empuje. También por su planeta regente Marte son combativos, con fuerte personalidad, magnetismo, impulso, potencia, aventura, sensualidad, energía, dinamismo. Capaces de iniciar algunos proyectos y trabajar con disciplina hasta su culminación. En el lado oscuro de la luna, el número nueve tiende a ser muy disperso, agresivo, celoso, egoísta y necesita siempre acaparar la atención. De acuerdo a la numerología, sumas el día, mes y año de nacimiento y el resultado te dará cuál es el número que rige tu vida. Soy definitivamente un Nueve. No un ocho, ni un cinco. Un nueve.
Esta curiosa calificación, saltó entre el humeante café y las sílabas que literalmente pronunciaban: Nueve veces, he contado, han sido tus desplantes. Acepté con humildad, vergüenza y reiteré unas nueve veces mi compromiso de dejar a un lado el impetuoso dígito que me marca. Al despedirme, sentí como si me hubiesen entregado una antorcha con un enorme nueve encendido para llevarlo en una maratón en búsqueda de un igual y entregarle el merecido numeral que el día de hoy me llevó a sentarme a escribir.
Mientras el taxista me llevaba a mi destino, pensaba en cuanto misterio y sabiduría encierran los números. Daba martillazos a mi memoria y resonaron esas imágenes del nueve que perdurarán pese a la fragmentación del mismo: Una nonagésima Claribel Alegría celebrando su cumpleaños vestida de un rojo encendido, la estridente banda Nine inch Nails, las películas 9 semanas media y 9 mm, los diestros en promedio viven 9 años más que los zurdos, la Novena sinfonía de Beethoven, Los Nueve Libros de la Historia de Herodoto, Nueve Días de Octubre de Terry Tintoretti, la canción el preso número nueve de Roberto Cantoral, son nueve los meses de gestación, el cortometraje animado 9, en la tabla periódica es el número del flúor, el noveno círculo de Dante en la Divina Comedia, Eistein a los nueve años todavía no hablaba bien, el collar de la rana René tiene 9 picos y en ciertas culturas el gato tiene nueve vidas.
Se dice que el gato tiene nueve vidas porque este tiene la capacidad de salir de las situaciones más complicadas con agilidad y firmeza al caer en sus cuatro patas. También los antiguos egipcios pensaban que el gato reencarnaba varias veces y era el guardián de los eventos cabalísticos que están conferidos al nueve.
Mágico, enigmático, artístico son cualidades que en los gatos y en el nueve siempre será fascinante observar y descifrar. Jugar con los números no me había parecido tan divertido, descubrir que la numerología, superchería o no, es una manera de explicar el mundo, dando cualidades y desaciertos según tu fecha de nacimiento.
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