Monsieur Chat

"Pero, se lo ruego, no subraye ni con el lápiz, ni demasiado con el pensamiento". Arthur Rimbaud

Stéphane se dirigió como todos los días a su oficina, probablemente tenía muchas ideas que ronroneaban su cabeza, quizá desayunó un trozo de  "galettes des rois" que compró camino a su casa la noche anterior y la acompañó de un café matutino, intercambió algunas palabras con su compañera, leyó el diario cuando viajaba en metro, taxi, autobús tal vez escuchaba música o las noticias  mientras conducía entre el bullicio de una agitada mañana parisina.  

Monsieur Charb, a quien nunca conocí pero en el mundo de las caricaturas fue una referencia del humor francés del nuevo siglo: punzante, fino y transversal como una hoja de afeitar Gillete. Navajazos críticos que con su certero estilógrafo dibujaba personajes de mordaz elocuencia. 

Esa misma mañana los hermanos Kouachi, fundamentalistas extremos que en su "lettre de présentation" pertenecieron a una célula yidahista en Iraq, también siguieron su rutina. Antes de salir, hicieron la ablución, colocaron su tapete y realizaron la oración del alba, pidiéndole al profeta que sus pulsos no flaquearan cuando el gatillo convulsionara.

Apenas a 7 días del mes de enero, éstos fanáticos religiosos despertaron con una idea muy clara: acribillar en nombre de Mahoma, a un grupo de reporteros, artistas, dibujantes, críticos en la sede de la redacción parisina Charlie Hedbo, destacada revista francesa de contenido humorístico que desde su fundación ha recibido amenazas anónimas de quienes no simpatizaban con sus cruentas ilustraciones. 

El mundo se ha fraccionado. Las lesiones son muy graves, esto no es un simple accidente de tres tristes tigres jugando a un capítulo de Fantômas. Es la secuela de los terroristas prejucios que están como minas anti personales, esparcidas por el mundo y en el momento menos esperados, pisas una y...¡au revoir Monsieur Charb! No hay ni Corán, ni dibujo que te salve.

El aparataje de inteligencia mundial está a disposición del Gobierno Francés, hay quienes le sudan los colmillos cuando estos trágicos eventos suceden porque así justifican su "plan estratégico de trabajo contra el terrorismo" para seguir jugando a la guerra, todavía quedan algunos gatos acalorados que desean con todos sus huesos una hecatombe mundial. 

Ningún fin justifica los medios. La violencia, de cualquier lugar donde viniese tiene que ser un acto condenable. Sobre todo porque quienes fueron atacados tenían como única arma los lápices y las ideas. Ellos batallaban en el campo de las opiniones, en pro o en contra cumplían con el único asidero del cual la humanidad todavía encuentra un refugio: La libertad de expresión. 

Decir lo que pensamos, de la manera que lo digamos no puede ser blanco de ataques solo porque nuestra opinión no camina bajo el mismo alero de nuestros adversarios. Pero la violencia solapada o descarnada llena los titulares de los medios de comunicación a nivel mundial. El año cambió pero los vicios no tienen fecha de expiración.

La DGSE (Direction générale de la sécurité extérieure) agencia de inteligencia francesa, está movilizando a todo un cuerpo especial de espionaje y contra espionaje a lo largo y ancho de la frontera francesa y mantiene una comunicación exhaustiva con sus colegas de la CIA y Scotland Yard para el manejo internacional de estos elementos que tienen una reproducción celular digna de ser estudiada.

Aunque su retiro de jubilación causó un vacío indiscutible. Veremos nuevamente en acción, como sus mejores tiempos, al inspector Jaques Clouseu. Revitalizado y utilizando tecnología de más alto nivel para resolver el infortunado caso del "Atentado en Charlie". 

Confío en la pericia de Clouseu y la destreza de Cato, su asistente, para que la paz brille nuevamente en la torre Eiffel y los artistas suelten sus bocetos, los escritores las ideas para honrar la memoria de Monsieur Charb quien en sus palabras predijo su futuro: "Prefiero morir de pie, a vivir de rodillas".