"Había una vez un gato, con las patas de trapo y la cabeza al revés, ¿querés que te lo cuente otra vez?"
Mientras buscaba como matar el aburrimiento de una calurosa tarde de sábado, el control remoto se detuvo en un canal nacional que transmitía en vivo y directo la llegada del papa Francisco a Cuba. Más que por fe religiosa, la curiosidad me mató y quise ser testigo de ese encuentro tan esperado por el catolicismo aunque me resultara predecible.
Vino a mi mente, la inolvidable visita de Juan Pablo II durante la década de los ochenta a Nicaragua, el griterío de la horda rojinegra que a todo pulmón pedía la paz, interrumpiendo, como excelentes hooligans, la pacífica voz del Santo. Comparaba ambas visitas porque la cultura y educación del pueblo cubano tiene una galaxia de distancia con la nuestra, sobre todo en esta segunda etapa donde todo está volcado al revés.
Me llamó poderosamente la atención que en esta fase donde la Nicaragua es: Cristiana, Socialista y Solidaria, ninguno de los canales oficialistas transmitiera tan magno evento, al contrario, lo hizo un canal independiente desligado de la cúpula partidaria. La visita del papa a Cuba, pasó como una nota sin gran relevancia.
Semanas más tardes, estalló el conflicto laboral en la mina El Limón, entre sindicalistas y la administración de B2GOLD, empresa extranjera que ofreció las mil y una noche, para luego convertirse en la pesadilla no solo de sus trabajadores, sino de una comunidad entera. Morteros, protestas, piedras, bombas lacrímogenas, el pueblo en estado de sitio, heridos y muertos es el resumen del enredo que genera la premisa que actualmente la "inversión extranjera" en concubinato con el gobierno de turno, se burlan de los convenios colectivos firmados y avalados por el Ministerio del Trabajo, quien interpreta el papel de un pinocho en su versión más patética.
El gobierno ha tildado de delincuentes y vándalos a los sindicalistas quienes aprendieron de sus maestros la única forma de protesta que utilizaba el sandinismo en los 90, cuando a punta de morteros, piedras y quemas de buses secuestraban al país, mientras el Neoliberalismo no le quedaba otra salida que aceptar los chantajes y pataletas del partido "que mandaba desde abajo".
Entonces, me pregunto? En la actualidad ¿el pueblo presidente manda desde abajo o desde arriba? ¿Le restituyen o destruyen sus derechos? ¿Tiene patas de trapo y la cabeza al revés?
Cuando era niña mis padres me contaban el cuento del gato, en el cierre ¿querés que te lo cuente otra vez? era parte del juego lúdico de repetir este minicuento que te dormía por el cansancio del estribillo.
La repetición antagónica es lo que a diario vivimos porque lo que antes era un "método de lucha" hoy es "vandalismo y delincuencia", un delito por exposición de personas al peligro, es "un joven confundido que hizo unos disparos", la confiscación de bienes y tierra hoy día es "progreso" y "concesión" para la ruta del Canal interoceánico, la defensa de la soberanía es contra los que se oponen a entregarla. La izquierda dejó de serlo, hoy travestida se pavonea como la más ultra derecha, la llamada derecha cada vez cojea más chueca y los centralistas bailan más ambidextros al son que la roconola monetaria toca.
¿Quién es la autoridad para dictaminar la nomenclatura del disparate y la ambigüedad? Escucho los discursos presidenciales, a los medios enajenados, la empresa privada tuerta y parecen parlamentos propios del sombrerero loco de Alicia en el País de las Maravillas. El pueblo nicaragüense está cansado de escuchar esta banda familiar de pésima sonata, del carnaval eterno que nos quieren vender como "alegría del pueblo", cuando la otra cara ofrece la ensombrecida desilusión de un país que está harto del chantaje, el abuso y la falta de honestidad.
Cuando la alegría de los ciudadanos es exageradamente simulada, los aplausos de la empresa privada celebran al gobierno de turno y los medios por su propia voluntad se colocan el bozal de la censura, no queda otra cosa que pensar que o vivís en el país equivocado, o tu infancia retorna y te pregunta: ¿Querés que te lo cuente otra vez?
Te lo volverán a contar para que sigás contándolo al revés y al derecho con patas al revés y cabeza de trapo...según el capricho del cuentista de turno.
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