Felinos Exiliados

"Dejabas atrás un pueblo del que muchas veces me dijiste: "Lo quiero por ti; pero lo odio por todo lo demás, hasta por haber nacido en él". Pensé: "No regresará jamás; no volverá nunca". Pedro Páramo, Juan Rulfo.

Durante el conflicto militar  en Gaza, el año pasado, Mona y Max, dos leones cachorros, fueron los últimos en ser rescatados del extinto zoológico de Rafah. Los gatitos fueron adoptados por la ONG austriaca Cuatro Patas que los trasladó a una reserva natural en Jordania. Estos pequeños felinos corrieron con mucha suerte, porque 45 leones se quedaron abandonados.

Mientras camino por el aeropuerto de Houston observo la diversidad de nacionalidades, razas y lenguas que van de tránsito, otras que inician a soplar las pompas del sueño americano, lo intuyo en sus gestos cuando se aferran a sus únicas pertenencias y en sus pupilas asoman chispas de esperanzas. Pienso que estar en esta terminal aérea es tener la misma suerte de Mona y Max. ¿Qué sucede con quienes se quedan atrás? quienes no tienen los recursos, ni las condiciones para emprender un viaje de forma legal. 

El éxodo que a diario sufren miles de personas alrededor del mundo, obligadas a salir de sus países por guerras o por razones económicas es preocupante, inhumano e insostenible para aquellas naciones que les extienden la mano porque es demasiada la población que cruzan desesperadamente las fronteras y en la mayoría de los casos con culturas diametralmente opuestas y no es fácil incorporarse a esa nueva situación.

Una enorme cantidad de niños centroamericanos, principalmente de Guatemala, El Salvador y Honduras que bregan con las despiadadas maras, son enviados ilegalmente al norte, acompañados con un hermano mayor en el mejor escenario, en el peor con un coyote con la promesa de cruzarlos sanos y salvos. La cantidad de niños detenidos por migración en la frontera de México y EU es alarmante, al parecer no se tienen cifras exactas de cuántos durante el trayecto son atrapados por bandas de tratas de personas, convirtiéndolos en esclavos sexuales y otras aberraciones. 

Desde noviembre 2015 en Nicaragua la situación en la frontera sur ha sido muy tensa porque multitud de cubanos, haitianos y africanos han entrado de manera ilegal con la finalidad de llegar hasta Estados Unidos. Esto crea un conflicto más de los muchos que tenemos con la vecina Costa Rica, además de pugnas internas y encarcelamiento para quienes se atreven a ayudarlos.

Nada de lo que estoy mencionando es nuevo para ustedes, a diario vemos estas noticias y nuestra letanía se resume a decir: ¡pobre gente! !qué el gobierno ayude! !qué los dejen pasar! Sé que para ningún gobierno resulta fácil darle una solución salomónica. Aunque el lema de "solidarios, socialistas y cristianos" en nuestro país, parece que aplica restricciones. 

Sin embargo  me pregunto: ¿realmente la libertad de tránsito, de expresión, de decisión es real y tangible? Los ciudadanos, residentes, minorías ¿tenemos en nuestras manos estas condiciones? No vivimos cada uno su autoexilio, cuando nos censuramos por razones políticas, nos conformamos con un salario indigno porque no hay empleo, cuando nos encerramos porque los vecinos nos invaden la privacidad, la vida y hasta los pensamientos tratando de convencernos de su partido, religión o gremio! no es un hecho que las mujeres, niñas vivimos pidiendo asilo por los acosos callejeros, la violencia y agresiones que nos perturban. Aquellos que se han visto expuestos por su preferencia sexual y los han desterrados de sus hogares, trabajo y huyen buscando un poco de aceptación.

¿Cuántos nos sentimos secuestrados en nuestro país por un sistema político corrupto, por la delincuencia, el narcotráfico, los abusos y deficiencia en las instituciones privadas y gubernamentales? Los que encuentran mejores expectativas de estudios en el extranjero porque hasta las universidades te invitan a no continuar estudiando.

¿Acaso no es vivir confinado porque no tenemos oportunidades mínimas ni de crecimiento económico, ni desarrollo humano? La descomposición social, las familias disfuncionales son el resultado de las limitadas condiciones que aceptamos como única realidad y deambulamos por un limbo perpetuo. 

Tal como decía el periodista Pedro Joaquín Chamorro, cada quien es dueño de su propio miedo, pues cada quien es víctima de su propio éxodo. Somos nómadas, por naturaleza, pero también por imposición y decisión. Todo ser humano pertenece a dónde es extrañado y querido. No obstante, se adapta a sus circunstancias y en algunos casos es vivir en precariedad en un país extraño "a la buena de Dios", esperando que los residuos de solidaridad arañen el corazón, nos empujen a brindar abrigo y comida al necesitado. 

Aterrizo en la ciudad de Los Ángeles a las 8:00 de la mañana, me esperan mi madre y José despatriados nicaragüenses que emprendieron un larguísimo viaje, cuya historia contaré en otro momento. Nos damos un apretujado abrazo que nos debíamos desde hace más de 30 años. !Vamos a desayunar! me dicen y mientras tomamos café, recuerdo la historia de Juan Preciado en Pedro Páramo, cuya tragedia sigue latente en nuestros pueblos que son ricos pero miserables por la avaricia de quienes nos confinan a caminar durante una eternidad por el desierto.