"La confianza es madre del descuido." Baltasar Gracián
A dos meses del año 2017 despuntamos con escabrosas noticias de feminicidios,
violaciones y abuso a menores. La joven que fue asesinada por una ex pareja en
una gasolinera en Matagalpa, una mujer de la Costa Caribe que trabajaba en un
bar y al cobrar la cuenta simplemente la apuñalaron, adolescente que irrumpe en una iglesia en Masaya para impedir la boda del padre de sus hijos, una madre que fue brutalmente
golpeada y luego incinerada en el patio en Ciudad Sandino, una joven que decidió
inmolarse puesto que no soportaba la violencia doméstica y otra que fue acuchillada
por otras mujeres por sospechas de infidelidad.
Siempre que
leo los nombres de las víctimas lo primero que viene a mi mente es su núcleo
familiar, quién ampara a los que quedan en la orfandad, a las madres que lloran
sus hijas y sobre todo a quienes cargan toda su vida con el fantasma impune de
la violencia?. Todas
tenían un nombre, por tanto pertenecían a una familia, Yessenia Montenegro,
Julissa Carvajal, Rendy Blandís, Eymi Canales, Idania Manzanarez.
En
el año 2016 se registraron 49 mujeres asesinadas por sus cónyuges, ex-parejas,
novios. La mayoria entre 18 y 40 años, de diferentes zonas del país y en un
buen porcentaje tenían denuncias en la policía y ésta no actúo de forma eficiente. El
abuso psicológico y físico esta cimentado en la cultura feudal de la mujer como
objeto de propiedad, de dominio. En su mayoría justifican sus actos violentos,
adjudicando infidelidad razón suficiente que consideran suficiente para concluir con la vida de las
mujeres.
La violencia se ha incrementado la cultura patriarcal, machista, está amparada por la ineficacia de la policía quienes también
han cometido actos de violencia, el último contra una menor y además han sufrido
pérdidas por el crimen organizado. Es preocupante que se omitan cifras, se negocie
con los atacantes y sobre todo que las mujeres otorguen en manos de sus
agresores la espoleta de la confianza.
La
confianza, palabra desacreditada en nuestro país, la hemos perdido producto de
los abusos cometidos desde las instituciones, la empresa privada, comunidad
hasta en nuestro hogar. En el plano íntimo queremos confiar en la familia, las
parejas y los vecinos, pero muchas veces nos defraudan. Es entre las cuatro
paredes de las viviendas donde se comenten los actos más escalofriantes de
abusos y asesinatos despiadados, luego están los centros escolares, iglesias y en sitios públicos.
Rendy,
Julissa, Eymi, Idania confiaron en sus parejas, en su trabajo, en la policía,
en su entorno. Creyeron firmemente que ellos no les harían daño, que las
personas a quienes brindaron sus sentimientos no las agredirían, al
cliente que atendieron pagaría sin problema y el hijo no tendría la
conciencia de terminar con ella.
Pero, qué sucede con quienes no realizan denuncia, las que todavía no son registradas
en las estadísticas, qué sucede con las agresiones verbales, físicas que minuto
a minuto se ejercen desde todos los flancos y frentes donde las mujeres son las
que pierden batalla?. El silencio, suele ser el mejor aliado de los abusadores
quienes aprovechan ese vínculo "amoroso" y continuar manipulando,
chantajeando para complacer el único afán que les motiva: El poder y control.
En
el círculo de la violencia, la etapa de la confianza suele venir acompañada, en
los casos de parejas y ex-parejas de promesas de cambio, que no volverá a golpearla,
ni quitarle el dinero, ni romper objetos, ni ser infiel, ni controlarla. Pero está demostrado que esa confianza
de desploma cuando las víctimas aceptan al lobo con piel de oveja.
Entre
mujeres es típico escuchar mensajes incisivos como: por qué volviste a confiar
en él? si ya te fue infiel, te golpeó, lo denunciaste y lo volviste aceptar!
Lamentablemente, los agresores siempre tienen estrategias para convencer a sus
víctimas de que están arrepentidos y que no sucederá. En el caso de las
menores, siempre la justificación es que lo hacen por el amor hacia ellas y si
hablan tendrán graves consecuencias.
Cada
vez que abordo un taxi, subo con la desconfianza si realmente llegaré a mi destino,
cuando paso entre un grupo de hombres muestro recelo porque me pueden tocar,
silbar, decir una grosería. Hace muchos años que no me atrevo ir a un bar sola,
tomarme una cerveza en paz sin sentirme acosada por algún hombre que se acerca
"amistosamente".
Cuántas
situaciones las mujeres, niñas y adolescentes nos privamos por el temor de ser
agredidas y cuando brindamos confianza nos va peor, porque son los seres que
amamos quienes más nos hieren, nos marcan de por vida con lesiones sicológicas
que se superan en gran medida por la fortaleza que muchas tienen.
Es
desconcertante que a diario la violencia, el feminicidio y los abusos sexuales
son parte del sensacionalismo de los noticieros, los cuales invitan a la
población a filmar actos delictivos y darles protagonismo como si se tratara de
un video ingenuo. Las venganzas a través de las redes sociales son más frecuentes, las cuales tienen como único
fin descuartizar y avergonzar a la víctima, que son formas
delictivas y los ciudadanos con morbo y crueldad los vemos como si de una
broma de mal gusto se tratara. Lo peor, mujeres agrediendo mujeres, colocando mantas en la vía pública con adejtivos de "puta, zorra, me quitaste al marido".
El
machismo no está agrediendo y matando mujeres, son hombres con
autoestimas deplorables que necesitan del control y la coacción para demostrar
supremacía. Mujeres con ideas distorcionadas del amor el cual defienden a capa y espada aunque eso las lleve a cometer actos bandálicos y delictivos.
Auto cuidarnos y protegernos no es un curso de defensa personal o un manual de teoría feminista. En el círculo familiar es donde nuestra autoestima se violenta de todas las formas y lo que tenemos es una sociedad atemorizada que ocupa los primeros puestos en embarazos adolescentes, la mayoría por abuso sexual y el antepenúltimo lugar en educación, a eso le sumamos las fantasmales instituciones públicas cuyo discurso recurrente es la ir por más victorias. Me pregunto cuáles?
Auto cuidarnos y protegernos no es un curso de defensa personal o un manual de teoría feminista. En el círculo familiar es donde nuestra autoestima se violenta de todas las formas y lo que tenemos es una sociedad atemorizada que ocupa los primeros puestos en embarazos adolescentes, la mayoría por abuso sexual y el antepenúltimo lugar en educación, a eso le sumamos las fantasmales instituciones públicas cuyo discurso recurrente es la ir por más victorias. Me pregunto cuáles?
Este
decrepito escenario no es solo culpa de una cultura patriarcal que eso dice
mucho, es producto de la indiferencia y la excesiva confianza que todo
mejorará. Pero si no empezamos por nosotros mismos a nombrar las cosas, delito
es delito, abuso es abuso dejaremos de vivir como el protagonista de la novela
de García Márquez, todos sabían que lo matarían, pero nadie hizo nada.
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