A: Fred y el Negro Guerra
gatos isleños
Cuándo los gatos entran en celo, no hay sueño que resista. El estruendo que hacen con las uñas arañando el techo, los maullidos, gruñidos y los onomatopéyicos Pffffff!!! Los espectaculares saltos y carreras que hacen de los arboles al tejado, no tienen nada que envidiar a los efectos especiales de las películas de Ang Lee o Quentin Tarantino.
En esta semana, al mejor estilo de la Supremacía de Bourne, el Agente 007 o Misión Imposible, se realizó el más esperado intercambio de prisioneros y espías de la década que culminó con el inicio de la reconciliación tras 53 años de drama de espionaje, intentos de asesinatos, atentados terroristas, bloqueo económico, bases militares, y toneladas impresionantes de discursos que quedaron anclados en la bahía de cochinos. !Two thumb up!
Todos somos comunistas hasta que nos tocan el bolsillo.
Esta frase me la dijo mi papá cuando le expresaba mi postura del bloqueo económico de Estados Unidos a Cuba. Esta expresión me pareció fría y pragmática. Cuando visité Cuba en el 2010 constaté que a mi papá, el tiempo le daría la razón.
El hundimiento de la economía cubana ya no puede sostener ese panfleto de revolución que falleció desde el instante que sumieron a todo un pueblo a vivir prisionero en una isla y hacerles creer que su "sacrificio" era para sustentar la revolución. Sacrificio que no llegó a los lujosos repartos de militares y adeptos al partido comunista. Porque en la revolución cubana, igual que la nicaragüense, todos eran iguales, pero unos menos iguales que otros.
Jaque Mate
En el ajedrez político, con una jugada suspendida por 5 décadas, al fin el Black Cat le dio jaque mate al Gato Castrado. El mundo entero aplaude al nuevo discípulo de Kasparov. Incluyendo a nuestro presidente, a quien en la voz de su prima dona, celebraron con alegría esta reconciliación gatuna. Claro nuestro gobierno socialista, cristiano y solidario baila al son que le tocan, según su conveniencia y si este son cubano tiene además un acordeón clerical argentino de fondo y quien paga la cuenta es George Washington, el danzón sabe a melao de caña.
Esta gata en la isla
En el 2010 fui invitada al XV Festival de Poesía de la Habana, si aunque algunos no lo crean, soy poeta. Todavía no tengo idea ¿por qué me invitaron? Nunca he pertenecido a ningún partido de izquierda, aunque para ser sincera el festival no me pareció adoctrinado como mi prejuicio lo pensó. No les contaré mi experiencia de mi visita porque la publiqué en el artículo: 7 días en la Habana que les invitaría a leer, pero de forma extraña desapareció del ciber espacio.
Sin embargo, en ese artículo no quise expresar mi visión para no perjudicar a quienes fueron mis anfitriones durante esa semana. Personas diáfanas, honestas, intelectuales, artistas, sumidos a un régimen para mí absurdo. Después de 53 años que el pueblo cubano sufrió toda clase de atropellos, encarcelamientos, persecuciones religiosas, sexuales, políticas, intelectuales, artísticas, racionamiento hasta el punto que tuvieron que comer gatos, se cae el telón de esta tragi-comedia.
Me pregunto: ¿todo este drama que sufrieron los cubanos valió la pena para que al final el último cachito de comunismo lo soltaran en una balsa improvisada, navegara por 18 meses de negociaciones, llegara a las costas de Miami sano y salvo para que sus hermanos imperialistas recibieran con brazos abiertos al hijo pródigo? ¿Valió la pena el suicidio de Arenas?
El imperio contraataca.
¿Dónde quedaron esas ínfulas rancias, que repetían como letanías que jamás el pueblo cubano cedería a las manipulaciones del Imperio? Es evidente que todo eso se va a la alcantarilla cuando el hambruna es un alto costo para someter durante 50 años más a todo un pueblo y la mentira del sacrificio en este mundo globalizado se desplomó como el muro de Berlin.
Me entristece que siempre quien paga los platos rotos no son los "invitados a la cena", son quienes prepararon la comida y apenas les han lanzado un descarnado hueso para rumiar. El poder siempre negocia, aun cuando el precio incluya la vida, las historias, el sufrimiento de un pueblo, llámese Cuba, Siria o Somalia.
La luna de miel apenas empieza. Del drama bélico y de espionaje pasaremos al drama rosa al mejor estilo de Corin Tellado. La niña pobre y desamparada encuentra a un hombre poderoso, rico que la sacará de su pobreza y sellarán su amor con un beso.
No me extrañaría que por primera vez, Santa Claus hiciera una parada en la isla: bronceador en mano, en short y camiseta; les llevará a los niños cubanos regalos del tío Sam, a quien ellos lo daban por Marielito, que incluyen muñecas rubias, cascanueces y la varita mágica de Harry Potter.
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