Cuando el premio literario lo otorgan a cierto autor, la participación de jugosos fondos internacionales para un proyecto que lleva veinte años estudiando indicadores de pobreza, cuando la cuenta de un par de cervezas engrandece los números, cuando sospechamos infidelidad, cuando anuncian los ganadores de un certamen de pintura, cuando las mentiras parecen mentiras y no la verdad que nos quieren vender, cuando la careta política empieza a desmoronarse, cuando se otorgan concesiones a un asiático para que importe un tren bala que pagaremos con tarjeta TUC. Cuando creemos que no todo goza de transparencia decimos: Aquí hay gato encerrado.
Tenemos un olfato agudo para percibir cuando las cosas no están muy claras y es una intuición basada en siglos de tretas y engaños, artificios que el ser humano utiliza para esconder la verdad. Estamos claros que cada cual tiene una verdad y eso es incuestionable, sin embargo, hay principios sobre los cuales descansa la honestidad que deberían ser una praxis cotidiana.
La frase "hay gato encerrado", era utilizada en el siglo de oro español por los rateros de la época. El gato o talego era una pequeña bolsa de cuero (en algunas ocasiones hecha con piel de gato) que servía para guardar monedas y se escondía entre la ropa. Cuando alguien cargaba un talego los ladrones se alertaban para robar. De allí que cuando algo no está visible y se nos oculta, señalamos que hay gato encerrado.
La frase tomó esa connotación aplicándola cuando pensamos que no toda la información está clara. Que hay grandes nebulosas y que las piezas del rompecabezas están chuecas. Retener información o esconderla responde a intereses que los grandes emporios económicos, políticos arreglan debajo de la mesa. Otro término más contemporáneo es la"Teoría de la Conspiración". No obstante, desde los orígenes de la humanidad siempre la información ha sido a medias, ocultándonos todas las monedas.
Los hermanos de José engañaron al padre diciendo que éste había muerto, cuando en realidad lo habían vendido como esclavo a unos mercaderes. La santa inquisición sabía que había personas injustamente torturadas, acusadas de ser herejes y algunos sufrían de alguna enfermedad, hasta ese momento desconocida, la muerte de JFK con muchos cabos sueltos y no esclarecidos, la llegada de Neil Armstrong a la luna, el famoso 9/11 en el cual expertos, familiares de las víctimas han demostrado que las torres no fueron atacadas, las torres se derrumbaron producto de una explosión interna, el asesinato del Ché Guevara en Higuera, la guerra bacteriológica que produjo la aparición de nuevos virus como el SIDA el cual se dice fue un desliz de un micro biólogo y otros que fue encargado por una secta religiosa para eliminar homosexuales, el suicidio inesperado de Alexis Arguello, el evangelio apócrifo escrito por María Magdalena quien es la verdadera fundadora de la iglesia de Cristo, el fatal destino de Lady Diana articulado por la monarquía inglesa para evitar que se casara con un egipcio, el área 51 oculta en Roswell, New México donde se asegura que se estrelló un ovni y a partir de ese incidente se registran muchas abducciones, y una enorme lista de hipótesis que llega al extremo de señalar que existe una secta oscura llamada Hombres de Negro.
Mitos urbanos, especulaciones, X Files, misterios sin resolver, histeria colectiva, grandes conspiraciones. Lo que resume es que la información tiene el absoluto poder de juntar a personas con un fin en común, retienen aquello que consideran de valor y que es de mucha tentación mostrar. También cuando esta información es revelada es un arma de expansión masiva.
Todos tenemos secretos, ocultamos información de nosotros mismos, conspiramos con quienes sabemos que pueden ser cómplices de nuestras pequeñas fechorías o pequeños tesoros. Tenemos entre las ropas siempre un gato encerrado, que a veces nos traiciona y maúlla tan fuerte que por muchas vestiduras que carguemos las uñas siempre rasgan la verdad oculta.
Comentarios
Publicar un comentario