Nunca fui buena en química. En cuarto año de secundaria, tuve que reparar la clase. La profesora Meda Jarquín, por más que se esforzaba en explicarme cómo se descomponía el permanganato de potasio con glicerina y cuántas partículas contenía el clorhidrato, para mí era como si hablara en mandarín. Luego puse empeño en química orgánica y entendí como están compuestos el metano, etano, cetonas y alcoholes (que para desgracia o fortuna aprendí a degustar).
Aunque me costó comprender el enigmático mundo de la química, vilipendiada por la iglesia en la edad media por considerarse magia negra, siempre me pareció fascinante como unas pequeñas partículas, se transforman en un repelente que usamos para espantar mosquitos, un tinte para cambiar el color del cabello, cocinar los alimentos con gas propano. Me parecen adelantos que hacen la vida urbana cómoda, llevadera.
Pero las facturas que pagamos por la comodidad, no son halagadoras, sobre todo cuando descubrimos que no necesitamos ser bioquímicos, ni expertos en hidrocarburos para saber del gran pozo petrolero que los nuevos "Aristogatos" de la cópula presidencial han cavado en las arcas del estado. Son extraordinarios alquimistas que descubrieron la fórmula para convertir el plomo en oro.
"Quien no tranza, no avanza" dice una línea de "La ley de Herodes", novela del mexicano Jorge Ibargüengoitia, adaptada al cine, la cual nos narra la corrupción in crescendo que el alcalde de un miserable pueblo olvidado es víctima que luego se convertirá en victimario. La escena que el jefe de partido entrega la constitución política y una pistola al aprendiz de alcalde, pareciera ser el ABC político que aplicamos en nuestros países. "Quién diría que a este pinche pueblo se le sacaría algo", nos confirma uno de los personajes.
Pero no quiero hablarles de la novela de Ibargüengoitia quiero hablarles de lo real maravilloso que nos han contado con el Petroleo Venezolano. Un proyecto con un laboratorio enorme, con pipetas, alambiques, tubos de ensayos que inició con un ínfimo capital, suscrito a través de acuerdos binacionales, cuyos fondos son administrados por dos empresas privadas, que han invertido en la compra de Hoteles, canales de televisión, empresas tecnológicas, etc, etc.
Pero el cuento no concluye allí, tal como "el jardín de senderos que se bifurcan", la bifurcación del capital tiene más raíces que nuestros ancestros y un gran tronco común: La impunidad del desfalco.
A todas luces y con efectos especiales, típico de nuestro gobierno, la batería parentelar le pone duracell al estar en la Gerencia de todos los negocios que "Albafamilia" ha conglomerado para que el programa "hambre cero" incluya a quienes tienen sed de poder y petroleo.
Desde su descubrimiento el oro negro se convirtió en la fuente de poder más codiciada porque es la energía la que mueve al mundo. "Albacaruna", caja chica travestida de cooperativa de crédito y ahorro "popular" es el "gato por liebre" que los noveles "Aristogatos" encontraron para desviar los fondos del derrame petrolero entre Nicaragua-Venezuela. "Albacaruna" es la tabla periódica que nos repiten en la lección, pero legalmente quien suscribe el acuerdo es: Petrocaribe. !El nombre suena a salsa candente!
Sin embargo, la combustión legal que incinera nuestra endeble constitución, los viciados poderes del estado es observada a vista y paciencia por la fantasmal oposición, la in-poderada sociedad civil y la mansedumbre sobreviviente con $1.00 diario que piensa que no "tiene vela en ese entierro".
El festín no podría estar completo sin los fuegos pirotécnicos.
El pan y circo para el pueblo, práctica muy común ofrecida por los Patricios a los Plebeyos en la Roma antigua, tiene todavía vigencia. "La ciudad se derrumba y yo cantando" dice un estribillo del achicharrado trovador.
Managua colapsa cuando llueve, como todo en nuestro sistema, las luces de los arbolatas son lo único que brilla de este gobierno. Es vox populi lo que nos cuesta mantener ese escenario de Willy Wonka para enceguecer la conciencia crítica que cada vez naufraga entre las liturgias discursivas de la "Archiduquesa del Alba" y la nomenclatura partidaria que te arrincona con chantajes o palos para no opinar, señalar o protestar.
Estamos en "alerta roja", más de tres mil viviendas sufrieron daños, la semana pasada, por la lluvia de 5 horas que convirtió a Managua en Venecia. Aunque el rojo es el color del elemento fuego, quienes tienen la sartén por el mango, están cocinando a fuego lento los millones de dólares que pactaron Ortega y Chávez para enlatar en grandes contenedores "El Sueño Libertario". Mientras, la oposición venezolana está ávida de pasar la factura a Nicaragua, una vez que al Maduro lo frían en aceite.
Todos sabemos que este gobierno no es la excepción de los abusos de poder y del erario público, sin embargo ahora cuentan con una enorme cadena de corrupción que incluye un gigante Gato Petrolero que excava la geografía de Nicaragua y dejarán solo los escombros de lo que fue un país en un lugar muy lejano.
La pregunta del millón, ¿Quién le pondrá el cascabel a ese enorme gato?
A que GAto mas Bonito, despues de todo y que dejen todo como esta que... la Alerta Roja, Amarilla o lo que sea ya , ya , al suave cuando fue la ultima vez que te sentaste con aquellos que mas quieres y te preocupaste porlo ultimo que has hecho, el no compartir el poco tiempo que tienes de VIDA, vamos hazlo la Historia me ha ensenado que desde que somos Civilizacion hay Esclavos y Senores y un monton de Ambiciosos entre medio esperando tomar el lugar del que se va y TU ? como te defines.
ResponderEliminarEstimado Anónimo: Agradezco tu comentario. Respondiendo tus preguntas, a diario me siento con mis hijos, familia, amigos y me asumo un ser humano, con virtudes y desaciertos. La última vez que me senté con ellos? Hoy, durante el almuerzo y espero hacerlo hasta que mi último hálito de mi vida expire. Soy una esclava de mis pensamientos pero estos los sueltos en palabras que se posan para quien las tome o las espante.
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